Una ruta íntima entre silencio y montaña para conocer chefs, artesanos y artistas. En una van eléctrica para contemplar desde el respeto al entorno. Un viaje circular donde el camino es destino.
El arte de saborear el silencio
En el corazón más reservado de la Serra, los caminos se estrechan y se llenan de matices: olor a piedra húmeda, luz dorada sobre las encinas, un viento que apenas sugiere movimiento. En esta experiencia, arte y gastronomía se funden en un mismo gesto: crear belleza con las manos y disfrutarla con el alma. Se trata de una jornada íntima, diseñada para quienes buscan algo más que contemplar: quieren comprender cómo se crea, se cocina y se respira Mallorca.
Una experiencia comisariada
El recorrido comienza con un trayecto en vehículo eléctrico, privado y silencioso, que nos conduce por senderos interiores hasta un taller o estudio donde el arte aún se elabora despacio: un ceramista moldeando la tierra, una escultora que trabaja
con madera local, una diseñadora textil que tiñe con plantas del entorno o un pintor que traduce la Tramuntana en color.
Cada visita es una conversación, una inmersión sensorial en el latido artesanal de la isla. En algunos casos, la experiencia incluye una demostración en vivo o una pieza de obsequio, como recuerdo de un encuentro auténtico.
La cocina como paisaje
Tras el arte, llega el sabor. La ruta continúa hacia un restaurante seleccionado por MareSerra, donde un chef local interpreta la tradición mallorquina desde la alta cocina. El menú de autor se compone de productos de temporada: panes de masa madre, aceite de oliva de finca, vino de la Serra, cítricos, hierbas aromáticas y carnes o pescados locales cocinados con calma y sensibilidad. No hay prisa —cada plato es una pausa, cada sorbo, una mirada al paisaje que lo hizo posible.
Duración estimada: 4–6 horas
Incluye: Transporte eléctrico privado con conductor–guía curator, visita a artista o artesano local, menú completo en restaurante seleccionado, agua, seguro de experiencia y atención personalizada.
Público ideal: Amantes del arte, parejas, viajeros sensibles al diseño, la materia y la cultura local.
Valor diferencial: Una experiencia de “alta artesanía vital”: el arte y la cocina se entienden como un mismo lenguaje regenerativo que celebra la Tramuntana desde lo íntimo y lo humano, sin artificio ni espectáculo. En un tono narrativo poético y sensorial, enfatizamos la unión entre creación artística y culinaria como una forma de regenerar el vínculo entre visitante y territorio.